lunes, 2 de agosto de 2010
BALAN Y LA BURRA
Todos los reinos en el área tenían miedo de la gente de Dios. Ellos vieron cómo el pueblo de
Dios podría destruirles y estaban asustados.
Había un hombre llamado Balán quién vivió en su pueblo. Él era como Moisés en que él
hablaba con Dios y le pedía ayuda. La gente importante venía a él para pedir su ayuda. Sólo había
una diferencia grande entre Moisés y Balán. Moisés amaba a Dios y le amaba con todo su corazón.
Moisés le decía a la gente lo que Dios dijo porque obedeció a Dios y quería que la gente le escuchara y
obedeciera.
Balán ayudaba a la gente solo si le pagaban dinero. Él no conocía a Dios personalmente en su
corazón. Sólo conocía acerca de Dios en su mente.
Un día el rey de la tierra envió a algunos mensajeros especiales a Balán para pedirle su
ayuda. Quería que Balán pidiera a Dios que maldijera a Su propia gente. A nosotros nos parece muy
extraño. ¿Por qué pensaría alguien que Dios iba a maldecir a la gente a quien Él amaba y ayudaba?
Balán le preguntó a Dios qué debería hacer y Dios le dijo que no fuera con los hombres.
Cuando el rey oyó la respuesta, envió a más príncipes distinguidos a pedirle a Balán que les
ayudara. También se aseguró que Balán entendiera que iba a recibir mucho dinero si iba y maldecía
al pueblo de Dios.
Balán le preguntó a Dios qué debería hacer. Dios le dijo que fuera, pero que sólo dijera lo
que Él le iba a decir. Temprano la siguiente mañana, Balán ensilló a su burro y regresó con los
príncipes al alacio del rey.Dios sabía que Balán tenía codicia del dinero y las cosas materiales. Dios conocía lo que estaba en el
corazón de Balán.
Un ángel del Señor se paró en el camino con una espada. Balán no podía ver el ángel, pero su
burra si. Cuando la burra vio el ángel, se metió en un campo. Balán no podía creer lo que la burra hacía.
Él golpeó la burra porque se salió del camino
Otra vez el ángel se paró cerca de un camino estrecho con paredes a cada lado. Cuando la burra
vio el ángel otra vez, se recargó a la pared y aplastó el pie de Balán. Otra vez Balán golpeó a la burra.
Por tercera vez, el ángel se paró cerca de un lugar estrecho donde no había espacio para seguir
adelante. Esta vez la burra se sentó. Balán se enojó mucho con la burra y le golpeó otra vez.
De repente, Dios hizo que la burra hablara. ¡Es verdad! La burra empezó a hablar. Le preguntó
a Balán por qué la golpeó tres veces.
Balán le dijo a la burra que se burlaba de él delante de los príncipes especiales. Tenía pena.
Después, Dios abrió los ojos de Balán para que viera el ángel con la espada. El ángel explicó que
la burra había salvado su vida tres veces.
Balán se inclinó y pidió perdón. Sabía que Dios conoció su corazón codicioso y se pecado. Pidió
que Dios le perdonara.
Dios perdonó a Balán pero le advirtió que hablara sólo lo que Dios le dijera. Balán cumplió su
promesa y dijo sólo lo que Dios quería. Habló con el rey cuatro veces y le dijo que la gente de Dios sería
bendecida y que finalmente reinaría el reino.
Aunque parecía que Balán seguía a Dios, Dios sabía que Balán tenía otros planes en su corazón.
Balán escuchó y obedeció a Dios. Sabía que el rey le pagaría sin importar lo que le dijo. Pensaba
más en el dinero que en la gente.
Balán tal vez pareció como un seguidor de Dios por fuera, pero por dentro, hacía lo que le
consiguió dinero y fama. Balán posiblemente engañó a muchas personas, pero no engañó a Dios.
Nosotros tal vez podemos engañar a otros y hacerles pensar que creemos en Jesús y le
conocemos. Por dentro, Dios conoce nuestros corazones. Él sabe si en verdad confiamos sólo en Él o si
sólo decimos que creemos delante de otros. Dios nos ve dondequiera que estamos y sabe si actuamos de
una forma en la iglesia y otra forma en casa o en la esuela.
¿Conoces a Dios en tu corazón o sólo sabes de Él en tu cabeza? ¿Has estado jugando
pretendiendo ser cristiano, cuando en verdad no eres?
Dios quiere que confiemos en Él y creamos en Él con todos nuestros corazones. Debemos creer
en Él porque le amamos y saber que Él nos ama y envió a su único Hijo, Jesús, para hacer un camino al CIELO
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Tara, tu lo has dicho..para hacer un camino hacia el cielo, lo has bordado! besote de tu amiga.
ResponderEliminarEs que la fuerza de la Fe es la que produce el cambio.
ResponderEliminarMe encantó tu relato!
Besitos